Autenticidad, elegancia y pureza. Aquí está el ganador de la trifecta de François Mikulski que coloca estas tres cualidades en el corazón de la elaboración de sus magníficos vinos elaborados en el pueblo de Meursault. Este gran viticultor parece enamorado de una humildad y un profundo respeto por esta tierra de ensueño. Su mano solo acompaña a la vid, cuida la uva y luego guía el vino en su elaboración para que se borre la huella del hombre bajo la copa y que solo se conserve la quintaesencia de la uva y de la tierra la nutre. Tal resultado no ocurre sin trabajo y atención. Cada gesto, cada paso o cada decisión durante la vendimia se considera cuidadosamente y luego se lleva a cabo meticulosamente desde la poda hasta el embotellado. Los vinos de Domaine Mikulski tienen una resonancia particular porque son cristalinos y puros a la vez que deliciosamente expresivos. Estos largos frascos dejan el paladar paralizado de emociones.
Venta limitada a dos botellas como máximo