Lo que atrae aquí es sin duda esta armonía ejemplar entre el dulzor de la fruta madura (que evoca aquí la pera, la jugosa clementina y la piña) y la magnífica acidez, nunca agresiva, siempre refrescante.
Si ya podemos oler sutiles notas especiadas y melosas, es obvio que lo aromático seguirá haciéndose más complejo en los próximos años. Lo mismo ocurre con la textura ya deliciosamente cremosa, que continuará ganando aún más profundidad. Porque, por supuesto, este delicioso Spätlese de hoy con su frescura afrutada, lo deleitará dentro de 15 años con su profundidad y equilibrio excepcional.
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