Ubicado en Soings-en-Sologne, Etienne Courtois se encuentra en la finca familiar que Claude ahora comparte con Etienne. Este último trabaja según los preceptos que le enseñó su padre y sin concesiones, trabaja sin productos químicos en la viña y sin insumos para la elaboración del vino. Los vinos son picantes y fieles a la marca registrada de la finca.
Sin azufre, cuidada vinificación, con una crianza de 18 meses en barricas de roble viejo curtido por el tiempo y que en su mayor parte ya han visto veinte añadas.
Romorantin se abre con aromas de miel, cera (típica de la variedad de uva Romorantin), plátano cocido, pan de jengibre, cítricos, frutas blancas. Nariz muy bonita, compleja y original sostenida por la mineralidad. En boca es potente, graso y vivo con notas a limón y especiadas y un final salino largo, muy original y de gran belleza.